En los últimos años, el preocupante aumento de la violencia con armas de fuego en las instituciones educativas se ha convertido en una preocupación cada vez más acuciante. Según datos del Proyecto Violencia, una base de datos exhaustiva dedicada a comprender los tiroteos masivos y la violencia con armas de fuego en Estados Unidos, los incidentes en las escuelas han experimentado un aumento alarmante desde 2012. Esto pone de relieve la urgencia de abordar este problema de forma directa. Esta preocupante tendencia motiva un análisis crítico de los factores que contribuyen a los tiroteos escolares, lo que pone de relieve la necesidad de un enfoque proactivo para frenar su devastador impacto en nuestras escuelas y comunidades.
Es importante que los lectores tengan en cuenta que los datos abarcan una variedad de incidentes, como tiroteos entre pandillas, violencia doméstica, tiroteos en partidos deportivos y eventos escolares extraescolares, suicidios, peleas que derivan en tiroteos y accidentes. La investigación del Proyecto Violencia consiste en entrevistar a sobrevivientes y perpetradores de tiroteos masivos, con el objetivo de comprender plenamente las causas de la violencia armada y cómo prevenirla. El proyecto atribuye el aumento de la violencia armada a las consecuencias de la pandemia de COVID-19, agravadas por la ira generada por las redes sociales, el acoso escolar, la pérdida de confianza en las instituciones sociales y el acceso a las armas por parte de los niños.
En la era posterior al huracán Columbine, las escuelas estadounidenses han abordado los simulacros de tiroteo escolar como si fueran emergencias inevitables, similares a los simulacros de incendio o terremoto. Desafortunadamente, los educadores a menudo pasan por alto que estos simulacros, sin darse cuenta, entrenan a futuros tiradores potenciales. Además, estos planes no previenen eficazmente los tiroteos, sino que solo muestran a los padres y a los medios de comunicación que las escuelas están abordando, o intentando abordar, el problema. Entonces, ¿cuál es la solución?
El proyecto argumenta que Columbine se ha convertido en un modelo para los tiradores modernos. Algunos incluso eligen perpetrar sus tiroteos el día 20 de cada mes, ya que Columbine ocurrió el 20 de abril. Algunos tiradores escolares modernos informaron que se identificaban con los tiradores de Columbine porque estaban deprimidos y tenían pensamientos suicidas, y querían realizar sus propios tiroteos como homenaje a este primer acto de violencia.
Una de las primeras señales de alerta de un posible tirador escolar es la obsesión. Si las escuelas pudieran identificar a los estudiantes que investigan obsesivamente sobre tiroteos escolares, la intervención se vuelve crucial. El objetivo no es necesariamente castigar, sino brindar la ayuda necesaria. Es poco probable que las medidas legales disuasorias severas eviten los tiroteos escolares, ya que muchos perpetradores ven sus actos como un último aplauso, con la intención de morir como venganza contra lo que perciben como un mundo hostil. Para estas personas, un tiroteo escolar es una forma de suicidio.
A diferencia de las amenazas de seguridad convencionales que se defienden contra un enemigo externo, los tiroteos escolares suelen ser perpetrados por un estudiante familiarizado con la distribución del edificio, los horarios de clases y las medidas de seguridad que la escuela pueda tener instaladas. El Proyecto Violencia enfatiza la necesidad de que el personal escolar actúe al observar cambios en el comportamiento de un estudiante. Según su investigación, el 87% de los tiradores escolares estaban en crisis antes del incidente, mostrando un cambio marcado en su comportamiento provocado por un evento en la escuela o en casa. Es crucial observar estos cambios de comportamiento notables en los días previos al tiroteo.
Los cambios pueden incluir conversaciones sobre el suicidio, mayor agitación, tardanzas excesivas y aislamiento autoimpuesto lejos de otros estudiantes. Por lo tanto, es crucial que profesores y estudiantes se mantengan alerta y tomen medidas al notar estos comportamientos. En algunos casos de tiroteos masivos que podrían haberse evitado, los estudiantes eran conscientes de un posible problema, pero no lo reportaron a un profesor o adulto responsable. El Proyecto Violencia cree que identificar a posibles tiradores escolares durante estos momentos de crisis es la principal defensa.
Mientras tanto, en casa, los aficionados a las armas de fuego con niños deben reconocer que el almacenamiento seguro es crucial para la seguridad de las armas. Las cajas fuertes biométricas para armas impiden el acceso no autorizado y ofrecen una forma rápida y sencilla de acceder a las armas en caso de emergencia. Dado que la mayoría de los tiradores escolares obtienen las armas de sus padres, cualquier ley que prohíba la posesión de armas por parte de los niños resulta ineficaz.
Abordar el complejo problema de los tiroteos escolares exige un enfoque multifacético que incluya mayor concienciación, intervención temprana y el almacenamiento responsable de armas de fuego. La información del Proyecto Violencia destaca la importancia de detectar cambios en el comportamiento de los estudiantes y tomar medidas para garantizar su seguridad. Las escuelas, los docentes y los padres desempeñan un papel fundamental en la creación de un entorno propicio para prevenir futuras tragedias. Al trabajar juntos para comprender las causas de la violencia armada, tomar medidas prácticas y asegurar las armas de fuego de forma responsable, podemos lograr que las escuelas sean más seguras para nuestros jóvenes. Es una responsabilidad compartida que requiere el compromiso de todos con el bienestar de nuestras comunidades.