A lo largo de la historia, ha habido relatos notables de libros que han salvado vidas en las circunstancias más improbables. Ya sea una preciada Biblia o una guía práctica de supervivencia, estos incidentes despiertan curiosidad y ponen de relieve la fascinante relación entre la física, la balística y el destino.
Anécdotas históricas
Charles W. Merrill, 1863
Durante la Guerra Civil, el soldado de la Unión Charles W. Merrill fue alcanzado por una bala de mosquete en combate. Afortunadamente, un Nuevo Testamento que llevaba en el bolsillo del pecho absorbió el impacto, evitándole una herida potencialmente mortal. En aquella época, las balas de mosquete eran grandes pero relativamente lentas, lo que posibilitó una salvación tan milagrosa.
Leonard Knight, Primera Guerra Mundial
El soldado británico Leonard Knight experimentó un milagro similar décadas después, durante la Primera Guerra Mundial. Una bala alemana alcanzó la Biblia que llevaba en el bolsillo del pecho, deteniéndose a sólo 50 páginas del final y salvándole la vida.
Leandro Araujo de Oliveira, 2024
En un caso más reciente, el oficial de la Marina Leandro Araujo de Oliveira fue atacado por asaltantes en Río de Janeiro. Una de las balas que le dispararon fue detenida por una guía de supervivencia naval que llevaba en su mochila, lo que demuestra una vez más que el libro adecuado, en el lugar adecuado, puede cambiarlo todo.
Si bien estas historias son cautivadoras, la ciencia que las sustenta revela los factores clave que determinan si un libro puede detener una bala. Una bala pierde velocidad a mayor distancia, lo que reduce su energía cinética y, por lo tanto, su poder de penetración.
Por ejemplo, las balas esféricas de plomo para mosquete utilizadas en la Guerra de Secesión eran grandes, pero relativamente lentas e ineficaces a más de 300 yardas. Compárese con un AR-15 moderno, cuyo alcance efectivo máximo es de 600 yardas. De igual manera, el ángulo de impacto juega un papel importante, ya que un disparo de refilón tiene menos probabilidades de penetrar que un impacto directo. El grosor del cartucho es otro factor crítico; los cartuchos más gruesos proporcionan más material para ralentizar o detener una bala, y la densidad compacta del papel también contribuye a su efectividad. Por último, el calibre y la velocidad de la bala marcan una diferencia significativa.
En el caso de Leonard Knight, se plantea la hipótesis de que el proyectil Mauser de 7,92 × 57 mm disparado contra su Biblia perdió suficiente velocidad debido al alcance del disparo, lo que permitió que las densas capas de papel absorbieran y disiparan la energía restante, deteniendo finalmente la bala. De igual manera, en el caso de Leandro Araujo de Oliveira, el proyectil que lo impactó, probablemente un 9 mm, se disparó a una distancia relativamente corta, pero impactó la guía de supervivencia en ángulo, obligándolo a atravesar múltiples capas de papel denso. Este impacto angular probablemente ralentizó la bala lo suficiente como para que el material disipara su energía e impidiera la penetración.
Además, el proyectil utilizado en el caso de Oliveira probablemente fue un proyectil FMJ estándar, relativamente común y económico. Si los atacantes hubieran usado munición de mayor presión, como la +P, la mayor velocidad y energía podrían haber resultado en una penetración significativamente mayor, reduciendo la probabilidad de que la guía de supervivencia detuviera la bala. Los proyectiles más grandes y lentos, como los de las armas de fuego más antiguas, son más fáciles de detener que la munición moderna de alta velocidad.
El experimento del libro de BulletSafe
Para comprobar las limitaciones de los libros como protección balística, BulletSafe realizó un experimento con una Desert Eagle .50 AE para disparar a través de siete libros gruesos. Aquí está la alineación:
- La solución definitiva para bajar de peso del Dr. Phil McGraw: 0,9 pulgadas de grosor
- Going Rogue de Sarah Palin: 1,38 pulgadas
- Sin miedo a la vida de Bristol Palin: 0,93 pulgadas
- Comer, rezar, amar de Elizabeth Gilbert: 0,84 pulgadas
- Ganando el juego de los seguros por Ralph Nader y Wesley Smith: 1,25 pulgadas
- Ya te lo dije de Rush Limbaugh: 1,25 pulgadas
- Envejecimiento saludable por el Dr. Andrew Weil: 0,95 pulgadas
Al apilarlos, los libros crearon una barrera de aproximadamente 19 cm de grosor. La bala .50 AE disparada a corta distancia se detuvo en medio del libro del Dr. Weil. Los resultados demostraron que, si bien los libros pueden detener balas, esto depende en gran medida de circunstancias como la distancia, el ángulo y el calibre.
Una palabra de precaución
Aunque estas historias y pruebas son fascinantes, confiar en los libros para protegerse no es una estrategia viable. Las probabilidades de que un libro esté en el lugar correcto en el momento oportuno, y sea lo suficientemente grueso como para detener la bala, son escasas. Para una protección personal confiable, confíe en equipos diseñados para ello.
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